martes, 14 de mayo de 2013

El vampiro de Bérgamo (il vampiro della Bergamasca)



El vampiro. Criatura mitológica arraigada en el folclore de un gran número de países como: China, Italia, España, Rumanía... Es visto como un ser maligno cuyo cuerpo ya en descomposición se alimenta de la sangre de los vivos para saciar su infinita sed, hasta lograr matarlos o convertirlos en sus esclavos o compañeros para toda la eternidad. A lo largo de la historia se han escrito un gran número de tratados en los que se recogen leyendas e historias de supuestos casos reales en los que la víctima o víctimas afirman haber sido atacadas por vampiros o ser ellos mismos criaturas sobrenaturales.

Entre esta espesa niebla que mezcla misterio, terror y atracción, encontramos casos reales, tan aterradores que los disfrazamos de mitos para alejarnos de la cruda realidad. El caso que hoy trataremos es el de “il vampiro della Bergamasca” (El vampiro de Bérgamo) o el “Strangolatore di donne” (Estrangulador de mujeres), que fue un famoso asesino en serie italiano acusado de torturar, mutilar y asesinar a tres mujeres y atacar a cinco más entre los años 1867 y 1872.

El famoso asesino en serie
Vincenzo Verzeni. 
Vincezo Verzeni provenía de una familia de campesinos. Nacido el 11 de Abril de 1849, se crió en el actual municipio de la provincia de Bérgamo, en la región italiana de Lombardía, ubicada a unos 35 km al Norte de Milán. La violencia no le resultó un acto ajeno desde su más tierna infancia, puesto que su padre era un hombre alcohólico y violento con la gente de su entorno y su madre sufría con frecuencia ataques epilépticos, lo que la dejaba en un estado vulnerable.

El primer caso de agresión documentado que se tiene de él fue en 1867, a la edad de 18 años, cuando atacó a su prima Marianna e intento beberse su sangre mientras esta yacía dormida. Asustada, la joven se despertó y huyó de él. Se desconocen los motivos por los que Marianna no le denunció, probablemente fuese convencida por algún familiar de que no lo hiciera ya que si no su primo Vincezo se metería en problemas con la justicia.

Dos años más tarde Barbara Bravo, esposa de un agricultor de la zona, es agredida por un desconocido. La mujer opone resistencia y su atacante huye sin que ella pueda llegar a reconocerle. Incluso algunos años después de que Vincezo Verzeni fuese detenido y considerado principal sospechoso de la agresión, Barbara Bravo fue incapaz de identificarle como su verdadero y único atacante.

Poco a poco vamos formándonos un patrón de conducta en torno a la figura de Vincezo Verzeni, quien tenía predilección por las mujeres jóvenes cercanas a su entorno y las abordaba cuando sentía que eran más vulnerables. Incluso a continuación veremos como una de sus víctimas, conocida por el nombre de Margherita Esposito, fue capaz de agredirle y herirle en la cara, y tras ser identificado por la víctima como su atacante la policía no tomó medidas legales contra el agresor.

En 1869, Vincezo Verzeni secuestra a una mujer llamada Angela Previtali, a quien retiene varias horas en contra de su voluntad en un paraje deshabitado y pone en libertad horas después por iniciativa propia. La policía archiva el caso y no le prestan mayor atención. Una vez más este hombre, convertido ya en un depredador, es consciente de que puede cometer cualquier tipo de delito sin que nadie le detenga, así fue como el 8 de Diciembre de 1870 se cobra la vida de su primera víctima, una joven muchacha de catorce años de edad llamada Johanna Motta. Existen dos fuentes que informan de forma diferente de lo que le sucedió a está joven horas antes de morir.

La hora de la muerte fue entorno a las 7:00 o las 8:00 de la mañana, cuando Johanna Motta se dirigía al pueblo vecino de Suisio a visitar a unos familiares. La segunda versión afirma que la víctima en realidad se había desplazado al pueblo vecino por orden directa de su jefe, quien la habría enviado a hacer algunos recados. Como la joven tardaba en volver fue su patrón quien emprendió la búsqueda y encontró el cadáver en uno de los caminos.

Los restos mortales de Johanna Motta fueron hallados cuatro días después de su desaparición. Había sido mutilada y torturada hasta la muerte. El asesino había extraído los genitales y los intestinos del interior de su cuerpo y los había esparcido por los alrededores. El interior de la boca había sido rellenado de tierra, lo que le causó la muerte por asfixia, algo que se convertiría en la firma personal de este asesino en serie. En los alrededores, la policía encargada encontró unas prendas hechas jirones y el trozo de una pernera de un pantalón derecho. No se encontró al culpable pero se sospecha que dada la forma de actuar y las similitudes con el resto de víctimas, fuese Vincezo Verzeni el único responsable. El autor responsable sentía fijación por el piquerismo (parafilia sexual en la que se busca el placer sexual mediante el corte o penetración de objetos afilados en un cuerpo humano vivo o muerto).

El 10 de Abril de 1871 Maria Galli es atacada por Vincezo Verzeni, pero logra escapar y lo denuncia a la policía. Su prima Aria Previtali, de 19 años de edad, es atacada al mediodía por Vincezo Verzeni cuando ésta salía a trabajar al campo. La llevó a un campo de cereales y allí intentó quitarle la vida estrangulándola. La joven perdió el conocimiento en diversas ocasiones, pero pudo escapar de su agresor tras suplicarle por su vida. No hubo cargos en contra de Vincezo Verzeni.

El 28 de agosto de 1871 vuelve a atacar a una mujer de 28 años de edad conocida por el nombre de Frigeni. Se despidió de su marido y se fue a trabajar al campo, pero al ver que se hacía tarde y ella no volvía a casa el marido comenzó a preocuparse, así que salió en su búsqueda y halló el cuerpo de su mujer abandonado en unas tierras cercanas completamente desnudo, con marcas de ligaduras en el cuello, que indicaban que había sido estrangulada con una cuerda, y el cuerpo cubierto de heridas. Sus intestinos aparecieron esparcidos por la zona.

En 1872 se cobra la vida de su última víctima conocida hasta la fecha, una joven llamada Elisabetta Pagnoncelli, cuyo cuerpo fue encontrado en similares circunstancias al de Johanna Motta. La habían mordido el cuello y sus órganos habían sido esparcidos por la zona.

El ASESINO SE ENTREGA.

Vincezo Verzeni se entrega por voluntad propia en el año 1873. El célebre médico y criminólogo italiano Ezechia Marco Lombroso, más conocido por el pseudónimo de Cesare Lombroso, fue el encargado de elaborar el informe psicológico de Vincezo Verzeni, del que dijo lo siguiente:

Al parecer, Verzeni presenta degeneración hereditaria: dos de sus tíos son cretinos, un tercero es microcefálico, imberbe, le falta un testículo y tiene el otro atrofiado. El padre presenta vestigios de degeneración pelagrosa y sufrió un ataque de hipocondría pelagrosa. Un primo padeció hiperemia cerebral, otro es ladrón habitual.

La familia de Verzeni era mojigata, de una avaricia repulsiva. Él presenta una inteligencia común, sabe defenderse bien, procura demostrar su coartada, arrojar sospechas sobre otros. En su pasado no hay indicios de enfermedad psíquica; por lo demás es raro de carácter; es una persona callada, amante de la soledad. En prisión, cínico, se masturba; procura ver mujeres por todos los medios. Verzeni confesó finalmente sus crímenes y los motivos de estos.

Al cometerlos experimentó una sensación indescriptiblemente agradable (libidinosa/lujuria), acompañada de erección y eyaculación. Le bastaba con rozar apenas el cuello de sus víctimas para que le asaltaran sensaciones sexuales. Le daba igual, por lo que respecta a estas sensaciones, que las mujeres fueran viejas, jóvenes, feas o guapas. Por lo general, le bastaba con oprimirles el cuello para obtener placer y después las dejaba con vida. En los dos casos mencionados, la satisfacción sexual se hizo esperar y él siguió apretando hasta que sus víctimas murieron. Su placer en estos estrangulamientos superaba al de la masturbación. Las excoriaciones en los muslos de Motta fueron producidas por sus dientes mientras chupaba la sangre con delectación. Succionó un trozo de pantorrilla y después se lo llevó a casa para asarlo, pero por el camino lo ocultó bajo un montón de paja por miedo a que le descubriera su madre.

También transportó consigo la ropa y las entrañas durante un trecho porque disfrutaba olfateándolas y manoseándolas. La fuerza que tenía en estos momentos de máxima libidinosidad era enorme. Nunca ha sido un loco; mientras cometía sus crímenes no veía nada más (probablemente, suspensión de la percepción y actuación instintiva provocadas por excitación sexual extrema). Después tenía siempre una sensación muy placentera, un sentimiento de gran satisfacción; nunca sintió remordimientos de conciencia. En ningún momento se le ocurrió tocar los órganos sexuales de las mujeres agredidas o violar a sus víctimas, le bastaba con estrangularlas y chuparles la sangre.

Al parecer, los impulsos sexuales normales le eran ajenos: tuvo dos queridas a las que se conformaba con mirar. Él mismo se sorprende de no haber sentido ganas de estrangularlas o de oprimirlas con sus manos, pero tampoco obtuvo de ellas el mismo placer que con sus víctimas. No se halló en él rastro de sentido moral, arrepentimiento ni nada parecido. Verzeni mismo dice que convendría mantenerle encerrado porque en libertad es incapaz de resistirse a sus deseos.

En el informe policial Cesare Lombroso expuso que Vincezo Verzeni era un sádico sexual, obsesionado con los vampiros, y además un caníbal.

Durante el tiempo que duró el juicio a Vincezo Verzeni le dieron la oportunidad de explicarse.

Realmente he matado a esas mujeres y traté de estrangular a las otras, porque sentía un inmenso placer en este acto”.

A continuación habla de los cuerpos de las víctimas.

Rasgué sus muslos con las uñas y los dientes, a continuación las mordía y me bebía su sangre, pues su fluido me hacía disfrutar”.

El juez le declaró culpable y se escapó de la pena de muerte gracias a dos votos nulos del jurado, por lo que fue condenado a cadena perpetua en la cárcel psiquiátrica de la “Pia Casa della Senavra”, en Milan, y a realizar trabajos forzados hasta el final de sus días.

El 13 de Abril de 1874 las enfermeras que atendían el asilo para criminales hallaron el cuerpo sin vida de Vincezo Verzeni. Se ahorcó él mismo.

Sin embargo, el 3 de Diciembre de 1902 un periódico de la época conocido por el nombre de “Eco di Bergamo” afirmaba que Vincezo Verzeni, tras pasar treinta años en prisión, sería puesto en libertad. “il vampiro della Bergamasca” (El vampiro de Bérgamo) o el “Strangolatore di donne” (Estrangulador de mujeres) podría seguir viviendo en su tierra natal o en algún país vecino. La historia publicada nunca llegó a ser confirmada.

Este artículo de investigación ha sido escrito por Akasha Valentine http://www.akashavalentine.com © 2013.

Las fuentes de información y divulgación corresponden a las siguientes páginas citadas. La autora permite la libre divulgación de este texto siempre que esté citada la fuente y la autoría de la misma.

Referencia:

- http://asesinosenseriebios.blogspot.com.es/2010/03/vincenzo-verzeni-el-vampiro-de.html
- http://it.wikipedia.org/wiki/Vincenzo_Verzeni


Fuentes de la imagen.

- http://it.wikipedia.org/wiki/Vincenzo_Verzeni