El
vampiro. Criatura mitológica arraigada en el folclore de un gran
número de países como: China, Italia, España, Rumanía... Es
visto como un ser maligno cuyo cuerpo ya en descomposición se
alimenta de la sangre de los vivos para saciar su infinita sed, hasta
lograr matarlos o convertirlos en sus esclavos o compañeros para
toda la eternidad. A lo largo de la historia se han escrito un gran
número de tratados en los que se recogen leyendas e historias de
supuestos casos reales en los que la víctima o víctimas afirman
haber sido atacadas por vampiros o ser ellos mismos criaturas
sobrenaturales.
Entre
esta espesa niebla que mezcla misterio, terror y atracción,
encontramos casos reales, tan aterradores que los disfrazamos de
mitos para alejarnos de la cruda realidad. El caso que hoy trataremos
es el de “il vampiro della Bergamasca” (El vampiro de Bérgamo) o
el “Strangolatore di donne” (Estrangulador de mujeres), que fue
un famoso asesino en serie italiano acusado de torturar, mutilar y
asesinar a tres mujeres y atacar a cinco más entre los años 1867 y
1872.
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El famoso asesino en serie
Vincenzo Verzeni. |
Vincezo
Verzeni provenía de una familia de campesinos. Nacido el 11 de Abril
de 1849, se crió en el actual municipio de la provincia de Bérgamo,
en la región italiana de Lombardía, ubicada a unos 35 km al Norte
de Milán. La violencia no le resultó un acto ajeno desde su más
tierna infancia, puesto que su padre era un hombre alcohólico y
violento con la gente de su entorno y su madre sufría con frecuencia
ataques epilépticos, lo que la dejaba en un estado vulnerable.
El
primer caso de agresión documentado que se tiene de él fue en 1867,
a la edad de 18 años, cuando atacó a su prima Marianna e intento
beberse su sangre mientras esta yacía dormida. Asustada, la joven se
despertó y huyó de él. Se desconocen los motivos por los que
Marianna no le denunció, probablemente fuese convencida por algún
familiar de que no lo hiciera ya que si no su primo Vincezo se
metería en problemas con la justicia.
Dos
años más tarde Barbara Bravo, esposa de un agricultor de la zona,
es agredida por un desconocido. La mujer opone resistencia y su
atacante huye sin que ella pueda llegar a reconocerle. Incluso
algunos años después de que Vincezo Verzeni fuese detenido y
considerado principal sospechoso de la agresión, Barbara Bravo fue
incapaz de identificarle como su verdadero y único atacante.
Poco
a poco vamos formándonos un patrón de conducta en torno a la figura
de Vincezo Verzeni, quien tenía predilección por las mujeres
jóvenes cercanas a su entorno y las abordaba cuando sentía que eran
más vulnerables. Incluso a continuación veremos como una de sus
víctimas, conocida por el nombre de Margherita Esposito, fue capaz
de agredirle y herirle en la cara, y tras ser identificado por la
víctima como su atacante la policía no tomó medidas legales contra
el agresor.
En
1869, Vincezo Verzeni secuestra a una mujer llamada Angela Previtali,
a quien retiene varias horas en contra de su voluntad en un paraje
deshabitado y pone en libertad horas después por iniciativa propia.
La policía archiva el caso y no le prestan mayor atención. Una vez
más este hombre, convertido ya en un depredador, es consciente de
que puede cometer cualquier tipo de delito sin que nadie le detenga,
así fue como el 8 de Diciembre de 1870 se cobra la vida de su
primera víctima, una joven muchacha de catorce años de edad llamada
Johanna Motta. Existen dos fuentes que informan de forma diferente de
lo que le sucedió a está joven horas antes de morir.
La
hora de la muerte fue entorno a las 7:00 o las 8:00 de la mañana,
cuando Johanna Motta se dirigía al pueblo vecino de Suisio a visitar
a unos familiares. La segunda versión afirma que la víctima en
realidad se había desplazado al pueblo vecino por orden directa de
su jefe, quien la habría enviado a hacer algunos recados. Como la
joven tardaba en volver fue su patrón quien emprendió la búsqueda
y encontró el cadáver en uno de los caminos.
Los
restos mortales de Johanna Motta fueron hallados cuatro días después
de su desaparición. Había sido mutilada y torturada hasta la
muerte. El asesino había extraído los genitales y los intestinos
del interior de su cuerpo y los había esparcido por los alrededores.
El interior de la boca había sido rellenado de tierra, lo que le
causó la muerte por asfixia, algo que se convertiría en la firma
personal de este asesino en serie. En los alrededores, la policía
encargada encontró unas prendas hechas jirones y el trozo de una
pernera de un pantalón derecho. No se encontró al culpable pero se
sospecha que dada la forma de actuar y las similitudes con el resto
de víctimas, fuese Vincezo Verzeni el único responsable. El autor
responsable sentía fijación por el piquerismo (parafilia sexual en
la que se busca el placer sexual mediante el corte o penetración de
objetos afilados en un cuerpo humano vivo o muerto).
El
10 de Abril de 1871 Maria Galli es atacada por Vincezo Verzeni, pero
logra escapar y lo denuncia a la policía. Su prima Aria Previtali,
de 19 años de edad, es atacada al mediodía por Vincezo Verzeni
cuando ésta salía a trabajar al campo. La llevó a un campo de
cereales y allí intentó quitarle la vida estrangulándola. La joven
perdió el conocimiento en diversas ocasiones, pero pudo escapar de
su agresor tras suplicarle por su vida. No hubo cargos en contra de
Vincezo Verzeni.
El
28 de agosto de 1871 vuelve a atacar a una mujer de 28 años de edad
conocida por el nombre de Frigeni. Se despidió de su marido y se fue
a trabajar al campo, pero al ver que se hacía tarde y ella no volvía
a casa el marido comenzó a preocuparse, así que salió en su
búsqueda y halló el cuerpo de su mujer abandonado en unas tierras
cercanas completamente desnudo, con marcas de ligaduras en el cuello,
que indicaban que había sido estrangulada con una cuerda, y el
cuerpo cubierto de heridas. Sus intestinos aparecieron esparcidos por
la zona.
En
1872 se cobra la vida de su última víctima conocida hasta la fecha,
una joven llamada Elisabetta Pagnoncelli, cuyo cuerpo fue encontrado
en similares circunstancias al de Johanna Motta. La habían mordido
el cuello y sus órganos habían sido esparcidos por la zona.
El
ASESINO SE ENTREGA.
Vincezo
Verzeni se entrega por voluntad propia en el año 1873. El célebre
médico y criminólogo italiano Ezechia Marco Lombroso, más conocido
por el pseudónimo de Cesare Lombroso, fue el encargado de elaborar
el informe psicológico de Vincezo Verzeni, del que dijo lo
siguiente:
Al
parecer, Verzeni presenta degeneración hereditaria: dos de sus tíos
son cretinos, un tercero es microcefálico, imberbe, le falta un
testículo y tiene el otro atrofiado. El padre presenta vestigios de
degeneración pelagrosa y sufrió un ataque de hipocondría
pelagrosa. Un primo padeció hiperemia cerebral, otro es ladrón
habitual.
La
familia de Verzeni era mojigata, de una avaricia repulsiva. Él
presenta una inteligencia común, sabe defenderse bien, procura
demostrar su coartada, arrojar sospechas sobre otros. En su pasado no
hay indicios de enfermedad psíquica; por lo demás es raro de
carácter; es una persona callada, amante de la soledad. En prisión,
cínico, se masturba; procura ver mujeres por todos los medios.
Verzeni confesó finalmente sus crímenes y los motivos de estos.
Al
cometerlos experimentó una sensación indescriptiblemente agradable
(libidinosa/lujuria), acompañada de erección
y eyaculación. Le bastaba con rozar apenas el cuello de sus víctimas
para que le asaltaran sensaciones sexuales. Le daba igual, por lo que
respecta a estas sensaciones, que las mujeres fueran viejas, jóvenes,
feas o guapas. Por lo general, le bastaba con oprimirles el cuello
para obtener placer y después las dejaba con vida. En
los dos casos mencionados, la satisfacción sexual se hizo esperar y
él siguió apretando hasta que sus víctimas murieron. Su placer en
estos estrangulamientos superaba al de la masturbación. Las
excoriaciones en los muslos de Motta fueron producidas por sus
dientes mientras chupaba la sangre con delectación. Succionó un
trozo de pantorrilla y después se lo llevó a casa para asarlo, pero
por el camino lo ocultó bajo un montón de paja por miedo a que le
descubriera su madre.
También
transportó consigo la ropa y las entrañas durante un trecho porque
disfrutaba olfateándolas y manoseándolas. La fuerza que tenía en
estos momentos de máxima libidinosidad era enorme. Nunca ha sido un
loco; mientras cometía sus crímenes no veía nada más
(probablemente, suspensión de la percepción y actuación instintiva
provocadas por excitación sexual extrema). Después tenía siempre
una sensación muy placentera, un sentimiento de gran satisfacción;
nunca sintió remordimientos de conciencia. En ningún momento se le
ocurrió tocar los órganos sexuales de las mujeres agredidas o
violar a sus víctimas, le bastaba con estrangularlas y chuparles la
sangre.
Al
parecer, los impulsos sexuales normales le eran ajenos: tuvo dos
queridas a las que se conformaba con mirar. Él mismo se sorprende de
no haber sentido ganas de estrangularlas o de oprimirlas con sus
manos, pero tampoco obtuvo de ellas el mismo placer que con sus
víctimas. No se halló en él rastro de sentido moral,
arrepentimiento ni nada parecido. Verzeni mismo dice que convendría
mantenerle encerrado porque en libertad es incapaz de resistirse a
sus deseos.
En el informe policial
Cesare Lombroso expuso que Vincezo
Verzeni era
un sádico sexual, obsesionado con los
vampiros, y además un caníbal.
Durante
el tiempo que duró
el juicio a
Vincezo
Verzeni le
dieron la oportunidad de explicarse.
“Realmente
he matado a esas mujeres y traté
de estrangular a las otras, porque sentía un inmenso placer en este
acto”.
A
continuación habla de los cuerpos de las víctimas.
“Rasgué
sus muslos con las uñas y los dientes, a continuación las mordía y
me bebía su sangre, pues su fluido me hacía disfrutar”.
El
juez le declaró culpable y se escapó de la pena de muerte gracias a
dos votos nulos del jurado, por lo que fue condenado a cadena
perpetua en la cárcel psiquiátrica de la “Pia
Casa della Senavra”, en Milan, y a realizar trabajos forzados hasta
el final de sus días.
El
13 de Abril de 1874 las enfermeras que atendían el asilo para
criminales hallaron el cuerpo sin vida de Vincezo
Verzeni. Se
ahorcó
él
mismo.
Sin
embargo, el
3 de Diciembre de 1902 un periódico de la época conocido por el
nombre de “Eco di Bergamo” afirmaba que Vincezo
Verzeni, tras
pasar treinta años en prisión, sería puesto en libertad. “il
vampiro della Bergamasca” (El vampiro de Bérgamo) o el
“Strangolatore di donne”
(Estrangulador
de mujeres) podría
seguir viviendo en su tierra natal o en algún país vecino. La
historia publicada nunca llegó a ser confirmada.
Las
fuentes de información y divulgación corresponden a las siguientes
páginas citadas. La autora permite la libre divulgación de este
texto siempre que esté citada la fuente y la autoría de la misma.
Referencia:
-
http://asesinosenseriebios.blogspot.com.es/2010/03/vincenzo-verzeni-el-vampiro-de.html
-
http://it.wikipedia.org/wiki/Vincenzo_Verzeni
Fuentes
de la imagen.
-
http://it.wikipedia.org/wiki/Vincenzo_Verzeni